Retraso en la estrategia del litio
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El Gobierno postergó varias veces la presentación de su anunciada Estrategia Nacional del Litio, y cuando finalmente la dio a conocer -en abril pasado-, sorprendió a la industria y a los mercados con un plan que entrega al Estado un rol central en la explotación de ese mineral estratégico, mermando los incentivos para que actores privados con recursos y expertise participen activamente en ella. Esto, no sólo a través de una propiedad estatal mayoritaria en los yacimientos, sino de un fuerte protagonismo para Codelco y Enami, dos empresas públicas cuyos problemas financieros, y falta de experiencia en la minería del litio, ponen en duda su capacidad para ser líderes en esta industria.
El potencial de Chile arriesga ser desaprovechado por una política gubernamental poco ágil y dudosamente enfocada.
A cuatro meses de presentar dicha estrategia, el reciente cambio de gabinete incluyó a la cartera de Minería, entre otras cosas por el escaso avance que ha mostrado en llevarla adelante, justamente cuando competidores de Chile en la producción de litio ya tienen en carpeta o en marcha proyectos importantes para aprovechar su potencial en el sector. De hecho, en un listado de países con proyectos que deben entrar en línea hacia 2026 no aparece Chile, aunque sí los dos otros miembros del llamado “triángulo del lito”: Argentina (con 11 proyectos) y Bolivia (1).
En entrevista con DFMas, la nueva ministra de Minería enfatizó que “el mandato del Presidente Boric es claro: consolidar la Estrategia Nacional de Litio y eso es lo que nosotros vamos a hacer”. Sin embargo, no confirmó si este año se enviará al Congreso el proyecto que crea la controvertida Empresa Nacional del Litio, como está previsto, ni tampoco si el próximo se abrirán las licitaciones para privados.
El litio es hoy en día un mineral clave para la transición energética, pero la ventana de oportunidad que ofrece esa tecnología será limitada y resulta imposible prever si durará décadas o sólo años. Pese a tener las mayores reservas mundiales comprobadas y ser el segundo productor, el potencial de Chile en esta materia arriesga ser desaprovechado por una política gubernamental poco ágil y dudosamente enfocada.